Muchacho! El mutismo ha de ser tu costumbre, el anonimato tu ropa y el huir de la gente tu proposito. Si puedes horadar una madriguera bajo tierra para esconderte, hazlo. Todo esto ha de convertirse en tu hábito hasta que tu fe se desarrolle, los pies de tu certeza se fortalezcan, las alas de tu sinceridad se cubran de plumas y los ojos de tu corazón se abran.
En ese momento te elevarás de la tierra de tu hogar y volarás por el aire de la sabiduria; recorrerás cielo y tierra con el guia protector; recorrerás oriente y occidente, tierra y mar, llanura y monte, con el compañero. En ese momento deja que tu lengua hable, despojate del ropaje del anonimato, deja de huir de los seres creados y sal hacia ellos desde tu madriguera, pues entonces podrás ser una medicina para ellos sin dañarte a ti mismo. No te preocuparás de si son pocos o muchos, si se interesan o se retiran, si te alaban o te critican. No te preocuparás. Allí donde caigas recogerás y te encontrarás con tu Criador.