23 abril 2010

EL REGRESO



   VUELVE SOÑADOR


Vuelve, soñador,
de tu largo viaje por la oscura noche,
regresa a casa.
No son diamantes las piedras en tu valija
ni arroyos cristalinos
los riachuelos de tus lágrimas
por los que recorres el valle,
valiente y orgulloso,
a la espera de un demonio más
del que defenderte.
Regresa,
abandona en el bosque tu armadura imaginaria
y vuelve ya,
deja que los espantos se estrellen contra tu pecho
y monta una de tus flechas rumbo a la estrellas.
Detén tu barca y salta,
sumérgete en tu angustia
hasta que puedas ver que tiene tu rostro
y vuela luego al firmamento a ocupar tu lugar.
No busques más allí donde no hay nada, soñador,
    y vuelve, pues nada hallarás.
No hace falta que recojas tus pasos
ni que remiendes tus ropas,
estás ante las puertas de tu casa
y en tu hogar tendrás un nuevo ajuar.
¿Acaso no te duelen los ojos, soñador, de no ver?
¿Acaso no estás cansado de morir una vez tras otra?


Desnúdate ahora y siente tu paz
como un delicado manto de lluvia
que se despliega sobre ti
y te envuelve en alas de ángel
para lavar tu locura.
Ya no vayas más a ningún lugar,
Vuelve, vuelve y descansa inocente
al calor dulce de la ternura,
libre para siempre del miedo
de tener que partir otra vez,
quédate junto a mi y toma todo mi amor
que desde siempre ha sido tuyo.


Rumi

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